La comunión amistosa (o no) entre plantas.
La biodiversidad es la variedad de formas de vida en una misma región o espacio. En relación con el Reino Vegetal, es la coexistencia de diferentes seres vivos como árboles, arbustos, enredaderas, gran variedad de colores y siluetas de flores, frutos, semillas y hojas, floraciones y fructificaciones en distintos períodos de tiempo. La biodiversidad se aplica a varias escalas, que van desde el bosque hasta las yemas de los árboles, desde el paisaje hasta los genes. De este modo, han surgido en la naturaleza distintas especies en respuesta a un ambiente que ha ido modelando sus características y seleccionado aquellas mejor adaptadas a cada sitio. El abanico genético es importantísimo porque representa sus posibilidades para adaptarse frente a cambios en su entorno: climático, sequía, incendios, inundaciones y alteraciones sobre los suelos que imponen nuevos e inciertos desafíos; en este sentido, la variabilidad genética se convierte en un enorme valor a proteger, no sólo para las especies vegetales, sino para todos los organismos que dependemos de ellas.
En el caso de la autofecundación, los genes que se mezclan son siempre los de la misma flor, mientras que en la polinización cruzada el material genético procede de otra flor o, en el mejor de los casos, de una flor que es de otra planta. Una aparición de más diversidad genética hace que las plantas puedan adaptarse mejor al medio ambiente o colonizar nuevos ecosistemas, por lo que es un importante mecanismo de evolución vegetal.
Una planta nativa es una especie originaria que crecía espontáneamente en una determinada área geográfica (ecorregión) en tiempos precolombinos. Una ecorregión se caracteriza por un conjunto de condiciones bioclimáticas particulares, como el régimen de precipitaciones, temperaturas máximas, vegetación y fauna predominantes, y otros factores que las distinguen de otras. Si se suma la cantidad de metros lineales que representan los cercos de una urbanización, sería un maravilloso y gran corredor potencial como sitio de alimentación, anidamiento, apareamiento y protección de animales nativos. Propagar especies nativas guarda estrecha relación con intentar conservar y restaurar paisajes y las interacciones que allí acontecen, como plantas que atraen polinizadores (abejas, mariposas, colibríes, aves) en busca de alimento o un rincón de apareamiento de otras especies. Al mismo tiempo, esta flora está adaptada a las condiciones climáticas donde habita, por lo tanto, suele ser resistente a heladas, sequías, insectos, viento, y tiene más posibilidades de sobrevivir, lo que redunda en menos labores culturales (menos cuidados por parte de los agricultores). Muchos cultivos de especies exóticas o introducidas presentan un gran perjuicio para la biodiversidad. Tal es el caso de la Palta, el Eucalipto, el Pino, la Acacia negra o el Siempreverde. Muchas de ellas efectúan un excesivo consumo de agua, pudiendo alterar el circuito natural de las napas de la zona. En resumen, ¿por qué escoger plantas nativas? ¿por qué preservarlas? En esta nota que escribí hace un tiempito, te cuento por qué las plantas nativas son tan valiosas: Romance del Ciervo y el Meliloto.
Por supuesto que no todas las plantas medicinales o alimenticias que empleamos son nativas, pero aún queda pendiente que un número importante de agricultores profundice sus conocimientos acerca de este tema para incorporar cultivos de plantas amigables y benefactoras del ecosistema (no invasoras, por ejemplo) que puedan crecer en asociación con plantas nativas. De este modo, evitaríamos los agroquímicos y podríamos realizar una transición de manera rápida y natural hacia la agroecología.
La introducción e invasión de especies exóticas es la segunda amenaza mundial contra la biodiversidad después de la destrucción directa del hábitat. Pero, ¿por qué? ¿Cuál es el fenómeno que interviene?
Ciertos árboles y plantas pueden ser tóxicos, liberar principios alergénicos irritantes para la piel o activos frente a nuestro olfato; pero resulta que también liberan químicos que influyen en el crecimiento y distribución de otros organismos vegetales, denominada “alelopatía”. La alelopatía estudia los efectos de principios químicos de plantas o microorganismos de comunidades naturales o sistemas modificados por el ser humano sobre el crecimiento y la distribución de otras plantas o microorganismos.
La competencia por espacio y recursos (agua, nutrientes, luz) es responsable del balance en la naturaleza, es decir, del éxito relativo de algunas especies por sobre otras en las comunidades vegetales. Existe sin embargo, un segundo mecanismo, la alelopatía, que también puede interferir en el crecimiento de los organismos vegetales vecinos, e incluso, dentro de su propia familia. Esta interferencia química, que todos los organismos vegetales producen y liberan, puede afectar a otros. Pueden ser positivos, como el de sustancias que favorezcan el crecimiento y las asociaciones simbióticas mutualistas, o negativos, que inhiban la germinación y/o el crecimiento de plántulas, o estimulen el parasitismo. Sería como una interacción entre dos especies en la cual existe una notable disminución de materia orgánica o volumen de plantas, o aumento en la mortalidad de una sin efecto aparente sobre la otra (casi un crimen perfecto).
La alelopatía (o la comunicación amistosa o no entre plantas o árboles) nos ayudará a escoger las especies que mejor convivan entre sí o beneficien unas a otras en su crecimiento y desarrollo. Siempre intento explicar este comportamiento citando como ejemplo a una oficina en donde trabaja un mismo equipo de personas hace varios años. De pronto, ingresa un nuevo integrante y todo se torna extraño. Con el tiempo, comprobarán si su presencia fue positiva o alteró la armonía laboral. Pues bien, ¡creo que con las plantas sucede lo mismo! De hecho, he tenido que cambiar de lugar varias plantitas que pusieron de muy mal humor a algunas de sus compañeras. Esta reacción es muy notoria entre plantas nativas y exóticas, ya que las introducidas pelearán por los recursos disponibles con todas sus fuerzas para poder adaptarse a un lugar que al comienzo les resultará bastante hostil.
¿Alguna vez, has observado algún indicio de alelopatía entre tus plantas?