«Si me preguntan en sueños»

«Qué busco cuando busco entre apretujados papeles/ yo respondería que busco al pájaro que fui/ busco cada noche hasta llenar mis uñas de tierra y pedazos de semillas/ busco restos de nidos con plumones de colores variados/ con cáscaras de huevo que hace tiempo se secaron ya».

Caminar el río
sentir cómo late el oleaje,
parecido tanto a los corazones
que brotan en la calle
con el techo de bruma sobre el sueño.
El río muestra lo furioso de adentro
alza los brazos y golpea el pensar.
Acorta la tristeza,
perpetúa esta desesperación feliz
por abrazarlo contra todo el pecho,
el río lo sabe, lo huele, lo adivina,
lleva entre sus hilos muchas sombras
que por su garganta fueron engullidas.
El río late, salta, anda, es paciente,
es cerezo y abeja,
rosal que rechaza las espinas es,
se viste de marea y envuelve la piel
de poetas, los lleva a lo profundo
a la casa de los pensamientos quebrados
y ahí los deja, los cuida, les susurra,
los llama «mis hijos».


Siento el abrazo de mi ángel,
ángel que es espiritualidad del árbol,
de los pájaros, del viento y las aguas.
Ese ángel me abraza desde que mis pies
supieron muy bien de su función.
Desde que mi saliva supo desarmar caramelos
que sabían a peras.
Desde que me resfrié por primera vez
y sentí que era la muerte, sin embargo no,
no era ella, era un escalofrío nada más.
Siento como uno o más ángeles
me rodean cuando quiero reconciliarme
con el mundo que hay afuera de mi puerta
pero no logran que suceda.
Ellos detestan lo que hay allá, tras el marco
de madera roja, tras la mirilla donde
se puede espiar los mordiscos que arrancan
trozos de sueños tranquilos.
No, mis ángeles muertos y míos que me abrazan aún
no piensan dejarme, por más que los eche,
por más que les grite, por más que les perfore
las palabras sordas con la brutalidad
de mis puñales.
No se van,

 se quedan a mofarse en cada abrazo de lo irremediable

 de vivir ahogada.


Si me preguntan en sueños
qué busco cuando busco entre apretujados papeles
yo respondería que busco al pájaro que fui
busco cada noche hasta llenar mis uñas de tierra y pedazos de semillas
busco restos de nidos con plumones de colores variados
con cáscaras de huevo que hace tiempo se secaron ya.
Busco en sueños
la forma en que volaba cuando mis alas se extendían
de un sur a un norte,
así de tanto se extendían
busco el correr
busco la línea que no es un límite
ni un muro
busco el óxido de los recuerdos que fabricó mi puño
sobre papeles sueltos
busco agua que aplaque un poco la sed que siento
cuando en mi boca la tierra me materniza
y mis semillas se vuelven retoños.
Busco incansable lo volátil de la rosa cuando la sorprende la espina
busco una fogata que calcine todo lo que mi ira
no escupe antes de que el reloj marque otra hora más.
Si me preguntan en sueños
qué busco cuando busco entre rasguños y furias respondería,
que busco las ganas de despertar y encontrar sobre la mesita de luz
un atisbo apenas de ese mundo onírico
que me vuelve más pájaro, más alas, más poesía, más felina, más vendaval.


Me nombraron Susana Luisa Anahí con apellido Vidal. Nací en el invierno de 1971 en aquellas diagonales que confunden a no platenses. Ahí, en esa ciudad dejé dos semillas germinando, escribí poesía y me convertí en bibliotecaria anarquista. Desarrollo mi profesión en escuelas y bibliotecas populares, en éstas últimas me formé con mucho amor. Luego publiqué algunos libros de poemas de manera autogestiva como por ejemplo El vientre del poema del año 2017 editorial Tahiel y Metele benzina, que arda poesía, del año 2018, nacido en la Biblioteca Chinaski de González Catán. La última travesura que hice fue publicar un cuento infantil llamado Palabras largas, con la editorial Ser Seres en el año 2023. Cada libro tiene un significado para mí, incluyendo a las varias antologías poéticas en las que fui invitada a participar. Quedo agradecida por el espacio donde se difunde el amoroso cuidado que debemos mostrarle a la naturaleza porque, ella tan generosa y nosotros con tanto desdén en el andar. A no olvidarse, ella es la gran madre de madres, es sabia, por eso persiste en querernos aunque no merezcamos semejante amor.

— Susana Luisa Anahí Vidal, poeta

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